Pequeña gran niña
llegó a la Tierra una luz de esperanza,
un rayo de vida, una sonrisa.
De un momento a otro,
la noticia de que una linda personita
había nacido, había corrido.
Una pequeña e indefensa niña
había abierto los ojos y
aturdido a los doctores con su llanto.
Nadie sabía lo que el destino
le deparaba a esa criatura,
ni sus padres, que ya habían
esperado con ansias por
nueve meses su llegada.
Los días pasaron y los llantos
de la bebé ya se habían
convertido en gritos y carcajadas
de una noble niña.
Una niña que era correteada y
castigada por usar los tacones
y pinturas de su Madre.
Sus padres muy orgullosos de elle,
la observaban sin cansancio;
su niña, su bebé, estaba creciendo.
Empezaba a cambiar los vestidos
por pantalones ajustados, los tenis
por zapatillas y la crema por maquillaje.
Indudablemente, la última de sus hijas,
era ya toda na adolescente curiosa
y con ganas de comerse el mundo entero.
Una joven confundida y amorosa
que se empeña en dar lo mejor de sí
a quien le tiende la mano.
Aunque la gente se empeña
en decirle Señorita,
sabemos que aún vive en ella
esa niña inquieta y traviesa;
a la cual le suplicamos no entierre
y deje salir en sus momentos de lucidez,
pero actuando maduramente cuando se le requiera.
Cuida y aprovecha cada segundo
de vida que se te brinda, porque recuerda
que ya no habrá marcha atrás.
Brinca, corre, baila y grita
todo lo que quieras, pero siempre pensando
quien eres, qué eres y qué quieres.
Y ten presente que del pasado sólo
se aprende, en el presente se vive
y con el futuro se trabaja
para llegar a su meta.
CCM
Compartiendo
con el corazón
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